domingo, 17 de abril de 2011

Trébol de cuatro hojas

Ahora es el momento.
Sí. Es el momento de recordar. De leer cartas y textos que mi profesora de inglés de todo mi bachillerato nos regalaba en las clases. De llorar leyéndolas. De recordar esa cita que en una actividad especial de la clase leí, y que significa tanto para lo que estoy viviendo actualmente. De ver Cartas a Julieta y soñar con unas vacaciones en Italia. De respirar oxígeno y expulsar dióxido de carbono. De mirar al techo y no pensar en nada. De escribir algo y desviarme del tema sobre el que estaba escribiendo.

Pero sí, efectivamente, de recordar.
Porque en esa lectura que la profesora nos dio (escribo en plural porque nos la dio a todo el salón) decía que atesoráramos los buenos recuerdos y desecháramos los malos y que todo lo que hiciéramos, lo hiciéramos con todo nuestro empeño y dedicación.

Y ahora no sé cómo terminar esto (¡Bien, Sayuri! Excelente). Así que supongo que lo terminaré agradeciendo, a ella por regalarme todas esas calcomanías, cartas y textos y a mí misma por guardarlos. Gracias.